El violoncelo es un instrumento de cuerda frotada claramente más grande (125 cm) que el violín y la viola, y tiene un registro grave. Su sonido es potente y nítido y, aunque en ocasiones puede ser solista, normalmente se utiliza para acompañar. Dada su dimensión, se tiene que tocar sentado y con él entre las rodillas.
El contrabajo es el más grande de la familia (190 cm) y por lo tanto el que produce el sonido más grave. Debido a su gran tamaño el ejecutante toca el instrumento de pie. Debido a su gran caja de resonancia tiene un sonido muy fuerte. El contrabajo es un instrumento transpositor y todas las notas escritas suenan una octava más baja de lo que se escriben. La música que se toca con este instrumento está en clave de fa en cuarta. El escribir una octava más alta que el sonido real, es claramente necesario para evitarse líneas adicionales debajo de los pentagramas.
Las cuerdas del contrabajo son tan largas y tan gruesas que las clavijas corrientes, usadas en otros instrumentos de cuerda, no son lo bastante robustas. Así pues se utilizan clavijeros mecánicos. Algunos contrabajos tienen hoy en día cinco cuerdas. Esta cuerda extra baja hasta Do, una tercera mayor debajo del Mi inferior.
El contrabajo es muy utilizado en la música de jazz: marca el “tempo”. Se pulsan las cuerdas con los dedos: técnica del “pizzicato”.