Todos los instrumentos de la familia de la Cuerda Frotada poseen cuatro cuerdas (inicialmente de tripa de animal, hoy casi siempre de material sintético)que en su caso pueden ser punteadas con los dedos (pizzicato), pero que también se pueden tocar recurriendo a diversas técnicas: doble o triple cuerda, glissando…
Hay que señalar que la longitud de cada uno de los arcos es inversamente proporcional al tamaño del instrumento al cual está destinado.
Se sostienen debajo de la barbilla y con un brazo estirado, la viola y el violín y se apoyan en el suelo el violonchelo y el contrabajo.
Las partes que componen estos instrumentos son muy similares. Como ya conoces, tu tamaño está directamente relacionado con la altura del sonido y por lo tanto también la longitud de sus cuerdas.
Para producir un sonido, el músico frota la cerda (crin de caballo) de su arco, untada en colofonía (una especie de resina) en las cuerdas tensadas mediante clavijas que permiten afinar el instrumento. Las vibraciones producidas por dicho frotamiento se transmiten, a través del puente, la tapa armónica y luego el alma, a todo el interior de la cavidad resonante, para generar el sonido. La altura de las notas se modifica colocando uno o varios dedos de la mano izquierda a diversas alturas de una o varias cuerdas. Cuanto más larga es la cuerda sometida a vibración, más grave es el sonido y a la inversa.
El violín es el más pequeño de la familia (unos 59 cm) y por lo tanto el más agudo. Sus cuerdas están afinadas en quintas. Es el instrumento más numeroso dentro de la orquesta sinfónica.
La viola posee una forma muy similar al violín aunque es un poco más grande (69 cm) por lo que su sonido es un poco más grave. Por lo general, la viola no desempeña un papel de primer plano sino de acompañamiento.